Escribí este ensayo ahora, leyéndolo como si lo hubiese encontrado años adelante.
Entonces tomé trabajo en el restaurante Bohemia de Zurich. Tuve mucha suerte, mi nivel de alemán, experiencia y ciudadanía Europea, cumplían con los requisitos para tenerlo. Bohemia, un restaurante top en Zurich.
No estaba acostumbrada al trabajo en Suiza (muy estresante y con mucha responsabilidad), pero sabía que era solo un trabajo, que al fin y al cabo me permitiría tener mi departamento, mi espacio, eso que siempre había querido. Que era sólo el principio y que no iba a trabajar de esto por el resto de mi vida. Que el paso siguiente era trabajar en un hotel, crecer en una companía, hacer mi dinero y después emprender un hotel o centro cultural en Argentina, Uruguay o Italia.
Que en los tiempos libres iba a dedicarme a la escritura y música y que eso me daría de comer en algún momento. Que en algún momento iba a dedicarme completamente a lo que me apasiona: ser una Contadora de Historias, en letras y en música.
Lo bueno de trabajar en el Restaurante era que podía hablar con los clientes y practicar el alemán con ellos, así también con mis compañeros de trabajo.
Era mucho mejor que esos meses trabajando como Au Pair sin estar tan conectada con la gente, cómo hacía en Buenos Aires trabajando en un hotel, pero ahora en Zurich.
Y era un trabajo, y eso tenía que tener mi respeto. No importa lo que hiciera, lo importante era que me diera la posibilidad de hacer mi vida, y dedicarme a lo que me apasionaba.
El requisito era disfrutarlo y sonreírle. Aunque eso era difícil para mí, porque habiendo trabajado mucho tiempo como camarera, me había mal acostumbrado también a ser bipolar (antipatica, cuando alguien no me caía bien y simpática cuando andaba todo joya, al mismo tiempo)
Allí donde estaban las dificultades había crecimiento. Había oportunidades. Había una manera de disfrutar mas la vida.
Pensaba en lo que Dario me había dicho cuando llegué a Suiza. ¿Tere, dónde está tu super energía que tenías en Baires?
Cuando llegué a Suiza en Marzo del año pasado se abrían muchos caminos y era un gran desafío para mí. La confianza, el sol, los amigos, el “hago la mía” parecían haber quedado en algún rincón del Aeropuerto Pistarini en Ezeiza.
Hoy vuelvo a mí, a conectarme con esa Tere enérgica y activa. Armando una vida de acuerdo a mis ideales y siendo lo mas fiel a mi misma.
Sonriendo a pesar de las malas, así tener mi energía de alegría siempre conmigo.
Entonces si alguna vez fui enérgica y activa, era posible volver a eso. Había que reconectarme con esa chispa, abandonar los malos pensamientos de la mañana que me decían: duerme estás cansada! Qué fiaca! y transformarlos por un: Qué copado un nuevo día!
Al parecer le tenía miedo a ser del club de los que les va bien en la vida y parece que nada malo interfiere en su vida para ponerse mal. Porque a veces me gustaba ser antipática y rara.
Tere, una mujer exitosa, que irradiaba energía positiva .
El camino se estaba preparando para eso. Y ahí estaba, dando mis primeros pasos.
Las aventuras de Wondertere en Europa 